Y durante esa noche, todos mis miedos se habían ido, la contractura de mi espalda había pasado y todo lo que había ocurrido en los últimos meses era sólo mazapán.
Todo era ideal, mi sueño se había hecho realidad, y todo lo que dije empezaba a cobrar vida. Mi verdadera personalidad había vuelto, y sentía que podía pasar el resto de mi vida de una manera similar.
Sas a la calle, subimos al auto, un hasta luego con la mano y nada más. Luego, cada uno en sus respectivas casas.
Bajo del auto, busco mis llaves, entro a la mía.
Con una sonrisa tan grande como el mundo, dejo la cartera en el perchero, me descambio y me acuesto a dormir con el pijama puesto.
Mucho más tarde, desperté, y a medida que fueron pasando las horas, todo se desvanecía en un simple recuerdo.
Fue sólo una noche, fue como un sueño: Sólo que no estaba dormida, y sólo que no estabas lejos mio.